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Historia 24

Cuidando sueños en Tierralta: La historia de Jamie Judy Paternina Pereira

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Cuidando Sueños en Tierra Alta: La Historia de Jamie Judy Paternina Pereira

La puerta de la casa de Jamie Judy Paternina Pereira es azul, de un tono profundo que recuerda al cielo justo antes del amanecer. Es un contraste llamativo con la vegetación que rodea su hogar en Tierralta, un municipio marcado por la violencia, pero también por la esperanza. A sus 35 años, Jamie ha visto y vivido cosas que muchas personas no podrían imaginar. Su historia, sin embargo, no es solo de dolor, sino de resistencia y transformación.

Jamie recuerda el día en que la violencia le arrebató a su padre. Tenía solo unos pocos años, pero el vacío que dejó su partida aún pesa en su vida. “Nos dejó a mi mamá, mi hermana y a mí sin ese componente fundamental en la familia”, dice, sus palabras resonando en el silencio de la pequeña sala de su casa. Esa pérdida, que la marcó profundamente, fue también el motor que la impulsó a luchar por un futuro mejor, no solo para ella y su familia, sino para toda su comunidad.

La Fundación Abrigando Sueños nació en 2012, en un momento en que Jamie y un grupo de 15 mujeres sintieron la necesidad de hacer algo ante la realidad que enfrentaban. “Veíamos cómo las mujeres de las zonas rurales, cuando llegaban al hospital, no tenían dónde quedarse. Tenían que pasar la noche en la sala de urgencias, sin nadie que las apoyara”, cuenta Jamie. Esa impotencia, esa sensación de que algo debía hacerse, fue el catalizador de su liderazgo.

En Tierralta, la violencia no es un concepto abstracto; es una realidad palpable, especialmente para las mujeres.

Las mujeres rurales enfrentan una violencia exacerbada por la presencia de grupos armados, que imponen su ley a punta de fuerza. “La mujer siempre está sumisa, siendo víctima no solo de la violencia intrafamiliar, sino también de estos grupos”, explica Jamie, con la firmeza de quien ha decidido no quedarse callada ante la injusticia.

El camino no ha sido fácil. Jamie recuerda cómo, al inicio, su liderazgo fue recibido con desdén. “Nos decían que estábamos corrompiendo a las otras mujeres, que no teníamos control, que éramos feministas”, dice, con una sonrisa que mezcla la ironía con la fortaleza. Pero lejos de detenerla, esos comentarios le dieron más fuerza. “Si tú te atreves, nosotras también”, era el mensaje que transmitía a sus compañeras. Y así, juntas, empezaron a cambiar su realidad.

La misión de Abrigando Sueños no se limita a dar refugio; busca empoderar a las mujeres, enseñarles sobre sus derechos, fomentar su independencia económica y, sobre todo, construir una comunidad donde puedan vivir sin miedo. “No es solo defender a las mujeres, es compartir el conocimiento para que todas puedan fortalecer sus propios liderazgos”, afirma Jamie, con la convicción de quien sabe que el cambio real comienza desde la base.

Para Jamie, la corrupción es uno de los mayores obstáculos en su lucha. “Aquí en Tierralta, la corrupción va de la mano con la violencia. Es lo que apoya y fomenta el conflicto armado”, dice, sus palabras cargadas de la frustración de quien ha visto cómo las instituciones, que deberían proteger a su gente, a menudo fallan en su tarea. Pero lejos de rendirse, Jamie ve en este desafío una oportunidad: “Los retos colectivos son cambiar esa forma de actuar, y lo hacemos a través del conocimiento.”

Mientras Jamie habla, su voz refleja una mezcla de determinación y esperanza. Tierra Alta es un lugar marcado por el dolor, pero gracias a mujeres como Jamie, también es un lugar de resistencia, de lucha por un futuro donde las mujeres no solo sobrevivan, sino que prosperen. “Juntas somos más”, dice, sus palabras resonando como un mantra, una promesa de que la lucha continuará hasta que cada mujer de Tierra Alta pueda abrigar sus sueños en paz.

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