Hay carreteras que son tan largas que parecen infinitas. Muchas lo son por su kilometraje y los puntos tan distantes que logran conectar, pero hay otras que su largo es el tiempo que demoran en ser construidas. En Colombia hay varias así —como la carretera entre Quibdó y Medellín, que lleva casi cien años construyéndose—, pero también hay historias en las que la carretera no se eternizó y se pudo terminar. Este es el caso de vía que une Palmar de Guanapalo y San Luis de Palenque en Casanare. Gracias a la veeduría ciudadana de Pavipalmar con el apoyo de ABC Colombia y Transparencia por Colombia (TPC), los ciudadanos pudieron ver y utilizar su vía.
Como cuando el hambre y las ganas de comer se juntan, se encontraron un grupo de veedores ciudadanos de San Luis de Palenque y ABC Colombia. En 2020, estas personas ya estaban interesadas en poder hacer un control a los recursos utilizados para la vía entre Palmar de Guanapalo y San Luis de Palenque, y ABC y TPC estaban interesados en poder promover los ejercicios de control ciudadano a la plata del Sistema General de Regalías. Y, nada más y nada menos, esta vía entraba en esta categoría.
Como cuando el hambre y las ganas de comer se juntan, se encontraron un grupo de veedores ciudadanos de San Luis de Palenque y ABC Colombia. En 2020, estas personas ya estaban interesadas en poder hacer un control a los recursos utilizados para la vía entre Palmar de Guanapalo y San Luis de Palenque, y ABC y TPC estaban interesados en poder promover los ejercicios de control ciudadano a la plata del Sistema General de Regalías. Y, nada más y nada menos, esta vía entraba en esta categoría.
Marcela Vega, directora de Educación de ABC, explica que para los ciudadanos es importante el respaldo de organizaciones, pues les da seguridad en los distintos pasos de una veeduría. Sirve en el apoyo para la compresión de los documentos solicitados, para consultar sobre diversos procesos legales y les da seguridad frente al temor que tienen de ser vulnerados por una denuncia.
La vía Palmar y San Luis era una trocha que llevaba tiempo esperando ser pavimentada para mejorar la entrada y salida de las actividades agrícolas y ganaderas. Duván Farfán, un participante de la auditoría, recalca que “la importancia de hacer un control ciudadano es verificar de que los recursos que se estén implementado dentro de ese proyecto realmente queden dentro de ese proyecto y no se vayan para otras causas”.
La plata invertida no era poca: la obra costaba un poco más de $45 mil millones de pesos. Y el objetivo era poder hacer un control ciudadano con enfoque anticorrupción por medio de una auditoría —es decir, una revisión sistemática para evaluar el cumplimiento del proyecto de infraestructura.
El proceso comenzó con una convocatoria para que más ciudadanos pudieran involucrarse en el proyecto y continuó con un proceso de formación en estrategias de acceso a la información y de comunicación asertiva. Vega explica que en el proceso de auditoría ciudadana en San Luis de Palenque fue un caso exitoso porque no hubo dificultades para acceder a los documentos necesarios, pues la alcaldía del municipio nunca “generó barreras y accedió a brindar todo lo solicitado”.
“Ahora es más sencillo transportar los productos que cultivamos para comercializarlos y la conectividad con otros municipios es una berraquera”
Aunque pidieron el acompañamiento del DNP (Departamento Nacional de Planeación) y del Invías (Instituto Nacional de Vías), no hubo respuesta.
Esta buena relación, fruto de la comunicación asertiva, llevó a siete visitas de verificación con la participación de la interventoría, el contratista y la personería municipal y en seis comités técnicos en los que se discutieron aspectos sociales, ambientales y financieros del proyecto. Es decir, que la veeduría ciudadana pudo mediar quejas de la comunidad en relación a, por ejemplo, el ruido de la obra, la readecuación de redes eléctricas afectadas por la construcción y la reasignación de recursos que aún no se habían ejecutado.
Hoy en día, en 2024, el proyecto se terminó totalmente y el grupo de veedores ciudadanos sigue haciendo monitoreo al mantenimiento de la carretera.
¿Y una vía para qué?
“Mi esposo, mi familia, los habitantes de San Luis de Palenque y yo nos vimos beneficiados con esta obra, pues mejoró la calidad de vida de nuestros hogares. Ahora es más sencillo transportar los productos que cultivamos para comercializarlos y la conectividad con otros municipios es una berraquera”, dice una mujer campesina. Y es que tener una vía no es cualquier cosa.
Hay una relación directa entre el crecimiento económico y la infraestructura de transporte. El gobierno nacional ha reconocido esto en varios documentos Conpes (Consejo Nacional de Política Económica y Social de Colombia) y, además, señala que el acceso al transporte permite reducir la desigualdad en el acceso a los servicios sociales de Estado. La gobernación del departamento de Casanare, en su Plan Vial Departamental, 2010-2019, reconoce que el mayor cuello de botella que tiene el departamento para mejorar su competitividad es la falta de infraestructura de transporte debidamente articulada que permita la reducción de los fletes.
Es decir, aunque haya vías que parezcan cortas, su impacto en conectividad puede ser enorme, como lo expresa anteriormente esta mujer habitante de San Luis de Palenque. La decisión de unos ciudadanos de luchar por que las obras de sus municipios y departamentos se hagan puede cambiar la vida de las personas. La intensión en este tipo de procesos no solo debe ser señalar, sino que nos apropiemos de lo nuestro y lo cuidemos.
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