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Historia 21

Deison Villalva: El joven que desafía la corrupción en Tierralta

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Deison Villalva: El Joven que Desafía la Corrupción en Tierralta
Esta historia hace parte de #25HistoriasDeEsperanza de Transparencia por Colombia. Esperanza de cambio en contra de la corrupción.

Un joven de 27 años, se levanta cada día con una misión clara: luchar contra la corrupción que asfixia el progreso de su comunidad.

En el corazón de Tierralta, un municipio golpeado por el conflicto y la desigualdad, Deison Villalva, un joven de 27 años, se levanta cada día con una misión clara: luchar contra la corrupción que asfixia el progreso de su comunidad. Desde que asumió la presidencia de la junta de acción comunal en Villa del Río, la primera urbanización entregada a víctimas del conflicto armado, su vida ha sido un constante desafío a las fuerzas que buscan mantener el statu quo.

Deison es hijo de esta tierra marcada por el dolor. A los 9 años, él y su familia se vieron obligados a huir, víctimas del desplazamiento forzado que azotó la región a principios de la década de 2000. Esa experiencia, lejos de quebrantarlo, forjó en él una determinación inquebrantable de cambiar el destino de su pueblo. “La corrupción en Tierralta es tan grande que ha complicado el progreso”, dice con la claridad de quien ha visto de cerca cómo el poder mal manejado puede destruir comunidades enteras.

A los 21 años, Deison rompió con las tradiciones al convertirse en el presidente más joven de una junta de acción comunal en Tierralta. Desde entonces, ha liderado una batalla diaria contra la corrupción, consciente de que este enemigo no solo roba recursos, sino que también arrebata oportunidades de vida. “La cultura de la legalidad nos trae vida”, afirma, sabiendo que cada paso hacia la transparencia es un paso hacia un futuro más justo para todos.

El liderazgo de Deison va más allá de su barrio. Como delegado departamental de la plataforma de juventudes y miembro de la mesa de víctimas, tanto a nivel municipal como departamental, ha trabajado para que las voces de los jóvenes y de las víctimas sean escuchadas en los espacios de poder. Pero esta lucha no ha sido fácil. “Hacemos veeduría y nos ponen una limitante que es el tema de la integridad física”, reconoce. Las amenazas son parte del precio que paga por enfrentar a quienes prefieren el silencio y la complicidad.

Sin embargo, lejos de acobardarse, estas amenazas solo refuerzan su compromiso. Deison no es alguien que retroceda. “Por mucho que me digan que me retire, yo he hecho un proceso y no me gustaría dejarlo tirado”, dice, con la serenidad de quien ha encontrado en su trabajo un propósito más grande que su propia vida. 

En Villa del Río, la casa comunal se alza como un testimonio de lo que es posible cuando una comunidad se une. Es más que un simple edificio; es un símbolo de resistencia y esperanza. Bajo su techo, Deison ha impulsado iniciativas que buscan no solo mejorar la infraestructura, sino también transformar la mentalidad de un pueblo que ha sido víctima de la corrupción durante demasiado tiempo.

Producción: Transparencia por Colombia. Fotografía: Diana Rey.

 “La manera incoherente e incorrecta de ejecutar y manipular los recursos ha sido uno de los principales problemas en este país”, explica, con la frustración latente en su voz. En Tierra Alta, esta realidad es palpable. Los recursos que deberían servir para mejorar la calidad de vida de las personas a menudo desaparecen en manos de unos pocos, dejando a la mayoría con promesas incumplidas y sueños rotos.

Pero Deison no se rinde. Sabe que el camino es largo y lleno de obstáculos, pero también sabe que la única manera de vencer la corrupción es enfrentándola de frente.

 “La guerra, el conflicto y los problemas no nos pueden dañar el corazón”, dice, como un mantra que repite a quienes lo acompañan en esta lucha.

Mientras avanza en su camino, Deison Villalva sigue siendo una figura inspiradora en Tierra Alta. Su lucha por la transparencia y la legalidad es, en última instancia, una lucha por la dignidad de su pueblo. Y aunque el futuro es incierto, una cosa es segura: mientras haya quienes crean en la justicia, habrá esperanza. Y mientras haya esperanza, Deison Villalva seguirá luchando, con la misma determinación que lo llevó a levantarse contra la corrupción en Tierra Alta.  

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