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Historia 8

“Es una cultura nacional ser corrupto y cambiar esa cultura es algo que lleva mucho tiempo”: Sergio Rodríguez

Historia 8
“Es una cultura nacional ser corrupto y cambiar esa cultura es algo que lleva mucho tiempo”: Sergio Rodríguez
Esta historia hace parte de #25HistoriasDeEsperanza de Transparencia por Colombia. Esperanza de cambio en contra de la corrupción.

Sergio Rodríguez fue parte del Ejército por más de 20 años. En sus últimos tres años denunció un caso de corrupción en su batallón y su vida dio un vuelco. Como parte del especial “25 historias de esperanza”, impulsado por Transparencia por Colombia con motivo del día nacional de lucha contra la corrupción, Rodríguez contó su testimonio desde el exilio sobre su experiencia denunciando corrupción en Colombia:

Yo soy de familia militar, viví en Bogotá en mi juventud y mi papá es un veterano retirado del Ejército. Me uní a la Escuela Militar en el 2000. Pasé por Putumayo, Antioquia, Cali, Nariño, casi siempre en el suroccidente del país, aunque mi familia se quedaba en Bogotá. 

Llegué por segunda vez a San José del Guaviare en 2019.  Era mi último año como mayor y para ascender de grado a teniente coronel solo me faltaba ser ejecutivo y segundo comandante. Entonces me encargaron de toda la parte administrativa del batallón.

El mayor al que le recibí el cargo me dijo que había una “situación especial” respecto a la alimentación. Que había un sobrante de 9 millones mensuales, que se dividían entre el comandante para su uso personal y una “caja menor” para el batallón. Los casos de corrupción con la comida son relativamente comunes, pregunté en batallones aledaños y me mencionaron que por un caso similar habían salido varios integrantes hace unos años.

 Fotografía: Imagen de referencia tomada de Freepik www.freepik.es.

Le mencioné al Mayor que eso estaba prohibido, que era irregular y que lo iba a comentar con el nuevo coronel que llegaba conmigo. Ellos negaban saber sobre ese tema y planas mayores me decían que no se iban a meter con eso. Seguí indagando y encontré excesos en los almacenes de comida, pensé que ellos estaban vendiendo los víveres en las zonas urbanas para su rédito personal.  

En el Ejército siempre está la idea de que faltan recursos, cuando uno pide mejores condiciones casi siempre es con recursos que se reúnen entre todos. Me di cuenta de que realmente el Ejército no es que tenga carencias, es que está mal administrado.  

 

Me alerté porque nadie me puso atención, entonces hablé con la Contrainteligencia y con la Inspección General del Ejército. Ellos enviaron una inspección a toda la Brigada. Después de eso, el coronel me cita a una reunión y me dice que necesitaba que yo me apartara de mi función como supervisor de ese contrato y que dejara todo en manos del sargento para poder responder a la Inspección. Ahí entendí que ellos sabían que yo había denunciado el caso. 

Durante mi carrera militar, conforme uno iba avanzando, lo iban formando en siempre decir la verdad, en los procesos para denunciar. En mi vida familiar me inculcaron el valor de servicio a la sociedad, siempre hacer las cosas bien. Era sentir la impotencia, ver cómo afectaban a los soldados a diario, y no poder hacer nada. Cuando crucé los datos que resultaron de la Inspección con los que daban el sargento y el coronel, me di cuenta de que no faltaban 9 millones, sino entre 100 y 120 millones de pesos al mes. 

Era sentir la impotencia, ver cómo afectaban a los soldados a diario, y no poder hacer nada.

Mientras pasaba esto, yo seguí en el proceso para el llamamiento de curso de ascenso a teniente coronel. El coronel del Batallón me llama a reunión con el sargento, con unos documentos nuevos de alimentación en la mano, y me dice que si yo no firmo esos nuevos documentos, él me daña el curso de ascenso. Me negué a firmar esos documentos. Ya había presentado una denuncia penal por peculado y desviación de recursos con todos los documentos que servían como evidencia. 

Con unos documentos de reserva, enviados al comando de personal, el coronel buscó afectarme en el curso de ascenso y lo logró. Si era el mismo comandante o el jefe que estaba direccionando ese proceso, pues yo no podía hacer nada. Uno cree que ya están los mecanismos para poder denunciar y poder eliminar eso, pero no es así.

Un cargo mayor del Ejército, que era amigo personal, me recomendó mantener siempre compañía, tratar de no quedarme solo y evitar confrontaciones. Desde entonces, yo vivía en el Batallón y evitaba contarle a mi familia la situación, para no afectarlos, pero dormía con mi arma debajo de la almohada. Era la forma de protegerme, porque en toda la carrera militar he sabido que ha sucedido, que aparece alguien asesinado y nadie se da cuenta de por qué murió ahí. 

Un coronel amigo me presentó a Transparencia por Colombia, acudí a ellos para poder seguir con la denuncia, porque la Inspección y la Policía Judicial no podían avanzar en el caso. La Policía cerró todas las investigaciones porque no vieron hechos de fondo para seguir investigando, no siguieron ni al coronel ni al caso de corrupción de alimentación. Esa investigación la cierran desde San José del Guaviare.

Mientras trabajaba en el sector privado, yo me entero con unos compañeros que el coronel vinculado al caso, cuando lo sacan del Ejército, intenta hacer unas averiguaciones con el sargento de la alimentación sobre mi familia y mi entorno.  Viendo que es un negocio a nivel nacional, con los casos de corrupción a lo largo del país, ahí pueden estar vinculados generales, incluso comandantes. Entonces me sale la oportunidad de salir del país y yo la cojo. 

Aún guardo la esperanza de volver al Ejército. Le guardo un gran cariño a la institución, le dan muchas oportunidades de aprendizajes, de formación, pero también es frustrante. Es una cultura nacional ser corrupto y cambiar esa cultura es algo que lleva mucho tiempo. Lamentablemente, mucho servidor público quiere entrar a las entidades públicas es a conseguir plata lo más rápido posible para beneficiarse.

Tengo una demanda administrativa porque me retiraron de la institución a partir de los informes de este coronel, espero que en 10 años, cuando esa plana mayor ya no esté en la institución, pueda volver. 

Conoce la historia en La Silla Vacía

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