Hace 21 años Gustavo Corrales es líder social y hace tres meses tiene protección, tuvo que abandonar su hogar porque el Clan del Golfo lo amenazó. Su pecado: impedir que grupos al margen de la ley se conviertan en amos y señores de su comunidad. Además de las intimidaciones también debe soportar el desconocimiento de las autoridades. “Aquí el gobierno no llega, como líderes y lideresas sociales nos vulneran los derechos porque nos echan mentiras y nos engañan”, dice Gustavo. Aun así, él siente orgullo de la labor que lleva a cabo con su comunidad. En este momento está empeñado en qué el Estado construya un puente sobre la quebrada que conectaría 6 corregimientos y 14 comunidades de Puerto Libertador y Puerto Líbano, esto para mejorar la calidad de vida de los habitantes de estas comunidades