Sin embargo, es precisamente la fuerza comunitaria la que permite la supervivencia y el bienestar de todos. El conocimiento ancestral ha sido fundamental para proteger sus territorios y raíces, mientras que el desconocimiento los expone a vulnerabilidades. 

Darlys siente un profundo orgullo por su comunidad, que ha desafiado con éxito a una de las multinacionales más poderosas del mundo. Ella entiende que la supervivencia de su comunidad depende del cuidado del caño y de la defensa activa del medio ambiente: “Si nosotros, como moradores de estos barrios, no defendemos este cuerpo de agua, también seremos erradicados”. Por esta razón, ha dedicado años de su vida a educar a las generaciones futuras sobre la importancia del medio ambiente. 

Aunque enfrentan desafíos como la corrupción, que perpetúa la desigualdad, el hambre y la pobreza, Darlys encuentra esperanza en los jóvenes empoderados de su comunidad. Ve en ellos el poder de transformar las injusticias y proteger los derechos fundamentales como la educación, el agua y la alimentación. Unidos, sin temor, los jóvenes representan la esperanza de un futuro mejor.  

Para Darlys, la esperanza reside tanto en la comunidad y en la denuncia como en la fe en Dios y en la juventud. Su historia es un recordatorio de que, con determinación y solidaridad, las comunidades pueden resistir y transformar su realidad, creando un camino hacia la justicia y el bienestar para todos.