Por: Transparencia por Colombia.
El pasado 17 de octubre, la campaña #SerCorruptoNoEsNormal llegó a las calles de Medellín. Transparencia por Colombia y organizaciones de la sociedad civil de la ciudad se tomaron el espacio público con el fin de mostrar a la ciudadanía los riesgos de normalizar la corrupción y cómo está ha afectado su calidad de vida.
Entre 2016 y 2022, el Monitor Ciudadano de la Corrupción identificó 104 hechos de corrupción reportados en prensa. Más de la mitad de estos casos (el 52%) estuvieron relacionados con alteraciones a procesos administrativos, pero otros sectores también estuvieron involucrados, como, por ejemplo: el sector defensa y seguridad con el 36% de los casos, el sector turismo, industria y comercio con el 29%, y el sector salud con el 13%. Y los responsables en su mayoría fueron miembros de la policía y militares, pero también estuvieron involucrados servidores públicos y miembros del sector privado.
Además, en esta intervención se expuso el caso de una funcionaria pública que utilizó la tarjeta de crédito de su entidad durante tres años para hacerse avances diarios por $2 millones de pesos. En total se robó $330 millones. A partir de esto se hacía a la ciudadanía la pregunta: ¿a papaya puesta, papaya partida?
La actividad invitaba a los ciudadanos a preguntarse qué sentían frente a estos datos y qué les parecía la historia de esta funcionaria. ¿Harían lo mismo? La corrupción no solo está en los grandes escándalos en los que se roban miles de millones, sino también está presente en acciones y robos más pequeños. De la misma forma, combatir la corrupción no está solo en grandes acciones, sino en las personas que deciden hacer la diferencia.
Esto es lo que se veía del otro lado de la gigantografía: las historias de personas de a pie que lucharon contra la corrupción. Estas historias, parte de la iniciativa de 25 Historias de Esperanza, muestran cómo la lucha contra la corrupción está en los entornos cercanos y cómo si puede haber victorias.
A través de esta acción se recordó a los transeúntes que el primer paso para desnormalizar la corrupción es cambiar las narrativas en sus vidas personales y con su círculo más próximo. Para esto se les entregó un manual con recomendaciones clave.