Por: Transparencia por Colombia.
En el marco de la campaña #SerCorruptoNoEsNormal, Transparencia por Colombia realizó dos talleres sobre corrupción con Sura y Bancolombia. En estos espacios se buscó mostrar a los participantes el impacto que tiene la normalización de la corrupción en su vida laboral y diaria.
Los talleres estuvieron centrados en la discusión y participación de los asistentes a través del test del Normalómetro de la Corrupción y de dilemas éticos sobre, por ejemplo, si las empresas deberían aportar dineros a campañas políticas o sobre cuándo y cómo denunciar actos corruptos. Los dilemas sirvieron para mostrar dónde puede estar la corrupción en situaciones que cotidianas que se ven como normales. Este ejercicio permitió volver concretas situaciones que se perciben como lejanas y abstractas.
El test rompió el hielo: les mostró a los participantes su propia percepción sobre la corrupción. Este fue el punto de partida para que muchos se atrevieran a compartir sus experiencias personales sobre cómo ven este tema, lo que los llevó a discutir sobre las diferentes políticas de las organizaciones.
Los dilemas presentados se centraron en la relación de las empresas con la democracia, en la cultura ciudadana y en la participación ciudadana, y terminaron revelando los conflictos internos que cada uno de los participantes tiene para abordar la corrupción. Hubo dos grandes conclusiones: es importante que la ciudadanía pueda recobrar la confianza en las instituciones públicas, lo que implica un trabajo por parte de estas, pero las personas y la empresa privada también tienen la responsabilidad de generar entornos más éticos. Y, además, se propuso que “para ser buenos profesionales, hay que ser buenos ciudadanos”.
A través de las conversaciones en el taller, los participantes terminaron reforzando sus conocimientos sobre la corrupción y cómo manejarla. La corrupción no es algo solo del Estado o del sistema público, sino que afecta la vida diaria y el ambiente laboral, por lo que estos espacios de la campaña #SerCorruptoNoEsNormal logran generar un sentido de responsabilidad individual y colectiva para promover un ambiente más ético. Los participantes salieron con la misión de ser embajadores para desnormalizar la corrupción en sus grupos de influencia más cercanos.