- Presuntos actos de corrupción en altas esferas del Estado, como en la UNGRD, amplían la lista de víctimas y daños, destacando la necesidad de unirnos como sociedad para combatir este fenómeno.
- Se requiere liderazgo coherente y efectivo desde el ejecutivo para abordar la corrupción de manera integral, además de fortalecer instrumentos preventivos para evitar nuevos abusos.
- Es vital fortalecer la protección a denunciantes, garantizar transparencia en la contratación estatal, adoptar enfoques disruptivos, y asegurar la integridad en el financiamiento electoral.
Bogotá, 9 de mayo de 2024. Nuestro país enfrenta un nuevo y grave desafío por causa de escándalos de presunta corrupción en altas esferas del estado, como lo estamos evidenciando en el caso de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD). Lamentamos que nuevamente los intereses particulares primen sobre el bienestar de nuestra sociedad y que se amplíe la dramática lista de víctimas y daños causados por presuntos actos de la corrupción que sufrimos en Colombia. Sin embargo, debemos asumir la lucha contra la corrupción como un propósito que nos una como sociedad.
Coincidimos con el presidente de la República respecto a que Colombia enfrenta una corrupción estructural desde hace muchos años. Por esto mismo, desde antes de iniciar la campaña presidencial pedimos a todas las candidaturas una mirada prioritaria y propuestas concretas y ambiciosas para enfrentar este fenómeno. Al inicio del periodo presidencial, hicimos hincapié en la importancia de que el gobierno liderara la lucha contra la corrupción de manera coherente y efectiva, desde el más alto nivel del poder ejecutivo.
Además, sugerimos una visión integral de la lucha contra la corrupción que contribuyera de manera decidida a abordar otros desafíos fundamentales de nuestra sociedad, como la desigualdad, la protección de los derechos humanos, la preservación de la paz y la protección del medio ambiente.
Lastimosamente, durante estos casi dos años no habíamos evidenciado el mismo ímpetu en actuar contra la corrupción, como el que hoy el presidente le muestra al país en reacción a los escándalos de corrupción que estamos viviendo. Bienvenida la atención y liderazgo desde el más alto nivel a la lucha contra la corrupción si además están acompañadas de plena coherencia, de visión estratégica y respeto de los procedimientos democráticos.
Sin embargo, recalcamos que la aproximación reactiva es insuficiente, así como la insistencia en perseguir casos, descuidando los instrumentos que desde el poder ejecutivo se deberían estar fortaleciendo para prevenir más desvío de recursos y nuevos abusos de poder.
A manera de ejemplo, la priorización dentro del Plan Nacional de Desarrollo de una Estrategia Nacional Anticorrupción fue un avance importante, pero no ha tenido suficiente desarrollo. Así, el país siente desorientación y ausencia de un enfoque estratégico, pero, sobre todo, frustración, indignación y desesperanza respecto a lograr sanciones en los casos que estamos evidenciando. La situación es desalentadora si se tiene en cuenta que el actual gobierno se eligió bajo la promesa de no caer en las mismas prácticas de corrupción.
Se debe reconocer que el alcance de estos escándalos va más allá del ejecutivo. Por un lado, genera profunda preocupación en lo que respecta a congresistas presuntamente implicados en la repartición de dineros de la UNGRD, lo cual representaría un quiebre muy delicado en la separación de poderes entre ejecutivo y legislativo. Algunas fuerzas políticas en el Congreso responden bloqueando la discusión de proyectos de ley que tienen en vilo al país, ¿no se podría asumir este momento más bien como una oportunidad para proponer en sus discusiones medidas innovadoras y contundentes para prevenir la corrupción en sectores de gran impacto para toda la sociedad?
Por otro lado, los graves escándalos que evidenciamos generan una nueva oportunidad para enfrentar la impunidad. Las acciones que ya empezaron a desplegar la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la República, son fundamentales. Se deberán acompañar de una comunicación prudente y oportuna a la opinión pública. Y, en particular, de medidas de reparación a las comunidades victimizadas dentro de los principios de oportunidad que la Fiscalía acuerde con los implicados.
En medio de todo esto, las investigaciones sobre presunta financiación irregular de la campaña del presidente deben avanzar bajo el pleno respeto de los procedimientos democráticos y legales existentes, con todas las garantías del debido proceso para las partes involucradas, fuera de estrategias de desinformación. Si se demuestra que los límites de campaña se superaron de manera irregular, deberá haber responsables.
Más allá de esto, resulta lamentable que prácticamente ningún presidente de la historia reciente del país haya sido ajeno a cuestionamientos en la financiación de su campaña. Es un tema estructural que Colombia debe enfrentar antes de iniciar un nuevo ciclo electoral en 2026, puesto que sigue siendo necesario abordar una reforma política seria que priorice la integridad en el acceso al poder político y la equidad y la transparencia en el financiamiento de las campañas.
Es crucial adoptar medidas más contundentes en la lucha contra la corrupción. Los casos que actualmente enfrentamos resaltan la necesidad de fortalecer la protección a los denunciantes de actos de corrupción (iniciativa respaldada por un proyecto de ley que lamentablemente aún no ha sido tramitado en la Cámara de Representantes). Además, es necesario insistir en la divulgación completa y oportuna de toda la documentación de contratación estatal, especialmente por parte de entidades con amplios privilegios para contratar de manera discrecional, como la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
También, es fundamental asegurar el acceso oportuno y de calidad a la información pública, así como adoptar enfoques disruptivos para contrarrestar el poder de los corruptos, mediante el aporte que pueden hacer los organismos de inteligencia y la implementación de nuevas tecnologías.
En otros momentos de la historia reciente hemos alertado que la gran corrupción que enfrentamos tiene la capacidad de poner contra las cuerdas al estado colombiano. En todos esos momentos, la suma de una institucionalidad y un liderazgo comprometido de distintos sectores nos ha ayudado a seguir adelante. Vencer la corrupción nos debe unir como propósito de sociedad.
Más información:
Margarita Buitrago | Comunicaciones Transparencia por Colombia|margarita.buitrago@transparenciacolombia.org.co | Celular: 321.337.1468
Karen Ortiz | Comunicaciones Transparencia por Colombia|karen.ortiz@transparenciacolombia.org.co | Celular: 320.427.6552
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